Tienes ante ti la primera entrega de Doble o Nada un hilarante repaso por una mugre mediática a la que la televisión encumbra y destruye según su conveniencia. Una gran mascarada en la que nadie es quien dice ser y quien lo es no es creído y debe fingir para ser escuchado. Caspa, tortilla y fritanga en Prime Time.
Alfredo Galán y Marcelino son dos personajes que sin conocerse se necesitan y se utilizan. Espero querid@ lector@ que dsifrutes de esta primera entrega de Doble o Nada que continuará en futuros y próximos capítulos.

La  habitación está sobrecargada. No hay nada de valor. Al menos, nada vale nada, para nadie más que para Marcelino. A Marcelino no le gusta su nombre. Tampoco su profesión. Si la tuviera, porque ahora no la tiene. En realidad nadie le recuerda nunca trabajando en algo que resultara fácil de explicar o definir. Cuando alguien le pregunta al respecto él siempre responde con vaguedades.

La habitación rebosa de  objetos, fotografías, películas, discos, ropas de todo tipo y varias pelucas apiladas sobre una silla. Todo parece habitar el apartamento de Marcelino sumido en un tremendo desorden. Es  más que probable que  cada vez que Marcelino quiera encontrar algo, el hallazgo vaya precedido del enorme cabreo de quien no encuentra sus cosas a causa del orden ajeno. Pero este no es elcaso. Marcelino vive solo. Nadie, o casi nadie que no quiera cobrar antes de irse, visita la caótica morada de Marcelino.

Marcelino es un personaje muy conocido en su país. Su carrera como actor le ha llevado a un magnífico reconocimiento social. Su fama no es tan grande como para necesitar protección y ser perseguido por la prensa. Pero cuando Marcelino entra en un restaurante todos los comensales del local se giran para observarle al pasar sin dejar de  rumiar las especialidades de la casa.

Marcelino se siente observado de reojo en las tiendas y en los bares. Las adolescentes le piden besos y fotos y las señoras una sonrisa y un autógrafo. A Marcelino le gusta agradar a sus admiradores, pero aún más le agrada complacerlas a ellas. Marcelino se debe a su público. Nunca ha defraudado a ninguna de aquellas jóvenes y las que no lo eran tanto, que pretendían llevarse de él algo más que un recuerdo impreso en su cámara.

Marcelino nunca ha defraudado a quienes pretendían llevarse de él algo más que un recuerdo impreso en su cámara. #DobleoNada #OriolVillar #Relato Compartir en X

Marcelino es un gran profesional. Sonríe cuando tiene que hacerlo. Afirma o desmiente con medias palabras cualquier rumor que sobre él circule por los mentideros de la ciudad. Y nunca, eso sí, nunca jamás deja que un fotógrafo, un paparazzi, le haga una foto que deje constancia de su presencia en tal o cual sitio, o con tal o cual acompañante. Ha huido Marcelino de locales por los lugares más extraños e insospechados. Siempre encuentra la complicidad de algún empleado que le dirija en su huída y le permita recobrar el anonimato y la soledad de un callejón oscuro.

Duerme Marcelino entre todos aquellos recuerdos. Ronca rodeado de las fotografías de sus estrenos; de festivales; de rodajes; de promociones; de apariciones en televisión; de intervenciones radiofónicas; de su boda y de su divorcio; con el rey; con Fidel Castro; y de la noche en que recibió su primer premio de interpretación.

Ronca Marcelino abrazado a cientos y cientos de recortes de en papel cuché. Algunos son críticas, otros entrevistas, y los más artículos que contribuyen a aumentar su fama, su imagen de galán y su vocación de conquistador.

Disfruta Marcelino cultivando su faceta más pública. Disfruta dejándose invitar allá por donde va. Disfruta permitiendo que sean sus amantes quienes acaben pagando las habitaciones de los hoteles en los que defiende su hombría como si la vida le fuese en ello.

Un titular periodístico pegado en la cocina define a la perfección el estado de Marcelino.

“ Alfredo Galán roza la gloria”.

En efecto Marcelino rozaba la gloria. Rozaba la gloria de Alfredo Galán.

*

El local rebosa una multitud hambrienta de tortilla y croquetas. En España los actos relacionados con la cultura van siempre acompañados por un ligero olor a fritanga y a patata cocida. El vino de Rioja es el más solicitado de entre los distintos productos patrocinados. Marcelino no sabe exactamente que es lo que allí se celebra. Nunca sueñe saberlo.

En España los actos de la cultura van acompañados por un olor a fritanga y a patata cocida. #DobleoNada #OriolVillar #Relato Compartir en X

Ha dormido durante todo el día y ha salido de casa sin probar bocado. Se sentía desfallecer y se ha echado a la calle sin ningún compromiso en su agenda. Ha tomado un taxi sin rumbo fijo. Se ha dejado invitar a la carrera a cambio de un autógrafo para las hijas de un chófer agradecido. Se ha apeado cerca del centro. Ha caminado un par de manzanas y ha sentido un desvanecimiento. Ha sido pequeño, pero ha necesitado sentarse en un banco en plena calle. Un hombre mayor ha acudido en su ayuda. Ha mencionado algo sobre un piscolabis y Marcelino no ha dudado al  considerlo como su mejor oferta.

No han caminado ni cincuenta metros cuando Marcelino, del brazo del anciano, ha atravesado la puerta de la “Frutería La Fresca”. Allí un grupo de esperpentos posa ante una nubecilla de cámaras con la mercancía de la frutería expuesta de fondo.

Una de las modelos ocasionales sonríe con poses ocasionales. Es flanqueada por dos vejestorios con peluca y postizos nada discretos. Ella, como una diosa del cine mudo, luce sus toneladas de pintura sonriente bajo el letrero de “La Fresca”.

De pronto. En un momento. Al percatarse de la presencia de Marcelino. Al darse cuenta de la presencia de Alfredo Galán. Todas las cámaras se giran al unísono. Todos los flashes y los focos comparten en un momento un solo objetivo común. Las tres divas geriátricas se enfadan al sufrir un nuevo olvido mediático.

Marcelino se siente cercado, desfallecido y acosado. No tiene fuerzas para protegerse ni ánimo para huir. La sola ilusión de alcanzar algún canapé. De saborear la bechamel de una grasienta croqueta. De morder un pincho de tortilla con su panecillo le hacen caer en la repulsiva red que en segundos se ha tejido en torno a él.

Marcelino apenas tiene fuerzas para comprender y acepta la silla que el hospitalario  anciano le brinda. Se desploma sobre ella. El destello de los flashes, el bullicio de los plumillas y las embestidas de las alcachofas lo acorralan como a un animal herido de muerte.

Alguien pregunta entonces:

-¿Son ciertos los rumores de su boda con Lupita Meneses?

Entonces una bofetada de realidad devuelve a Marcelino a su lugar. Entonces Marcelino comprende que es Marcelino. Entonces una nueva ráfaga de fogonazos le hace perder el sentido. Cae de su silla y su cuerpo desparramado ofrece la imagen del día a una prensa que no entiende que los farsantes también deberían tener dignidad.

Su cuerpo desparramado ofrece la imagen del día a una prensa que no entiende que los farsantes también deberían tener dignidad. #DobleoNada #OriolVillar #Relato Compartir en X

Continuará…

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Doble o nada. Un relato de Oriol Villar-Pool

 © “Doble o nada.” es un un relato de Oriol Villar-Pool