Web del escritor Oriol Villar-Pool.. Descubrirás parte de mi trabajo. Relatos, Guiones y poemas. Apuntes sobre el amor, el odio y el horror

El día de la Independencia. 2ª parte. Un texto teatral de Oriol Villar-Pool

Mi querido/a lector/a a continuación podrás encontrar la segunda y última parte del texto con el que decidí presentarme hace ya muchos años a un concurso de teatro radiofónico organizado por Radio Nacional de España.
Nunca había escrito pensando sólo en el efecto que el sólo sonido de mi narración podría provocar en el espectador/oyente y la verdad es que no sé si lo conseguí o no.


A mí me gusta el texto y como es una constante en casi todos mis trabajos la fantasía y los recuerdos infantiles se entremezclan con total libertad.
Aquí lo dejo para que opines, disfrutes o ignores un texto que fue el primero de los que dediqué a las artes escénicas y que podrás encontrar en otras entradas en este mismo sitio web.
Pero si no lo has hecho aún te recomiendo, es más te imploro, que leas la primera parte. De este modo podrás comprender mejor de qué coño están  hablando estas personas.

Leer: El día de la Independencia. 1ª parte. Un texto teatral de Oriol Villar-Pool


EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA 2ª parte

DRAMATIS PERSONAE

Marcelo, ¿hijo? de Mamá

Mamá, ¿madre? de Marcelo.

Antonia, ¿tía? De Marcelo y hermana de Mamá.

Leona, anciana criada.

Luisa, amiga de Marcelo.


ESCENA:
En una cafetería y en casa de Mamá.

EPOCA:
Tal día como hoy aunque parezca ayer.


EFECTO DE PASOS DE LEONA(ZAPATILLAS ARRASTRADAS)

Mamá: ¡Qué poco garbo tienes, mujer! Pareces un alma en pena.

Leona: Sí, señora. Aahhhh, ahhhhh, Ahhhh. Ah.

EFECTO DE RODILLA QUE SE HINCA EN EL SUELO.

Mamá: Jesús que aparatosa eres, mujer. La que organizas para arrodillarte.

Marcelo: ¿Ves como tengo razón cuando te digo que tienes que hacer ejercicio? Si te abandonas, pues te pasa esto. Y cuando se empieza, te advierto que uno ya no se recupera así como así.

Leona: (SUMISA) Si es tan amable de quitarse los zapatos.

Marcelo: Claro. Ahí tienes…, uno y…, el otro… De todas maneras, creo que no me has entendido. Mamá, el piso es para mi.

Mamá: ¿Y para quién iba a ser?

Marcelo: Caramba Leona, ¿Es que no has traído un calzador para las zapatillas? ¡Déjalo! ¡Ya me las pongo yo!

Leona: Disculpe el señorito.

Marcelo: Bueno… Bueno. Está bien. En realidad, mamá, lo que quiero decir es…

Mamá: Tú… ¿Tú no te habrás echado una novia?

Marcelo: ¿Una novia?

Mamá: ¿Y sin decirme nada?

Marcelo: ¡Te lo estoy diciendo!

Mamá: O sea que es cierto.

Marcelo: Sí… Digo no… No sé. ¿Que si es cierto, el qué?

Mamá: Antonia va a tener razón al decir que te estamos perdiendo.

Marcelo: ¿Antonia dice eso de mí?

Mamá: ¿Y cómo se llama?

Marcelo: ¿Quién?

Mamá: Tu novia.

Marcelo: ¿Pero qué novia? ¡Que yo no tengo novia!

Mamá: Pues ya va siendo hora.

Marcelo: Mamá, lo que tengo es una casa no una novia. ¿Lo entiendes?

Mamá: Claro que lo entiendo. ¿Es que te has creído que soy tonta?

Marcelo: Perdona, pero es que a veces…

Mamá: Haces bien en cuidar tu dinero. Y tú Leona, ¿es que piensas quedarte ahí arrodillada toda la tarde? Si tanto te interesan los asuntos de familia, por qué no te alquilas una. Bien que podrías permitírtelo con el dineral que me has sacado durante todos estos años.

Marcelo: (RECRIMINÁNDOLA) ¡Mamá! (CARIÑOSO) Espera Leona que yo te ayudo a levantarte.

Leona: Ahhhh, Ahhhh, Ahhhhh.

Marcelo: Vamos. Vamos Leona deja ya de rugir. Aaaaarriiiba…¡Ya está!

Leona: Muchas gracias, señorito.

Mamá: Ves, lo que te decía. Al final siempre somos nosotros los que tenemos que ayudarla a ella.

Leona: ¿Traigo ya el té?

Mamá: ¿O prefieres que vaya yo a buscarlo?

Vamos. Vamos Leona deja ya de rugir. Aaaaarriiiba... ¡Ya está! #OriolVillar #ElSilenciodelosLocos #MicroDolor Compartir en X

TRAS UN BREVÍSIMO SILENCIO. EFECTO DE PASAR LA PÁGINA DEL PERIÓDICO.

Leona: Con su permiso señora.

Mamá: Ve… Ve… Vete de aquí… ¡No la puedo soportar!

EFECTO DE PASOS (ZAPATILLAS ARRASTRADAS) Y DE PUERTA QUE SE CIERRA.

Marcelo: La pobre hace lo que puede.

Mamá: ¡La pobre! Esa bruja no tiene nada de pobre. Lo que le pasa, es que está vieja. Pero cuando era joven… Tú no te acuerdas porque eras muy niño, pero menudo bicho era.

Marcelo: No exageres.

Mamá: ¡Que no exagere! ¡Mira Marcelo !¿Recuerdas aquel día en que tu padre y yo teníamos invitados a cenar y un relámpago nos dejó sin luz?

Marcelo: ¿La noche en que cenasteis a la luz de las velas?

Mamá: ¡Justamente! Bueno pues sabes donde estuvo tu querida Leona durante toda la santa velada?

Marcelo: Pues no sé. Supongo que en la cocina, trabajando.

Mamá: Esa era su obligación.

Marcelo: ¿Y entonces?

Mamá: ¿No te acuerdas, verdad?

Marcelo: No. Dímelo.

Mamá: Se pasó toda la noche debajo se su cama con un rosario entre los dedos y una imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo pegada al pecho.

Marcelo: Ya sabes que siempre le han dado miedo las tormentas.

Mamá: Qué fácil es ser comprensivo con los demás. Conmigo no sueles serlo tanto.

Marcelo: ¡Mujer! Deberías entenderla. A ti, por ejemplo, te da miedo el mar.

Mamá: Y cuando me has visto a mí ir a la playa. ¿Eh? ¿Cuando?

Marcelo: Pero son las tormentas las que vienen a donde ella está.

Mamá: Pues ha tenido toda una vida para haber encontrado algún remedio… Porque aquella noche quien sirvió la mesa fue una servidora. ¡Eso sí! Atendí a los invitados como si de príncipes se tratara. Pero no estaba en mi lugar… Ni Leona en el suyo.

Marcelo: Eso es el pasado. Hace ya demasiado tiempo de aquello.

Mamá: Pero yo la sufro todos los días. ¡Bueno! Volviendo a lo nuestro. Me parece muy bien que veles por tu capitalito, pero por ti no debes preocuparte. Sabes bien que el día en que yo falte esta casa será tuya.

Marcelo: Sigues sin entenderme, Mamá. Es para mí. Para irme a vivir allí.

Mamá: ¿Qué es eso, de allí? ¿Y para qué quieres vivir, allí? ¿Además, dónde es allí?

Marcelo: Pues es un barrio nuevo, donde vive mucha gente joven. Recién casados, parejas con niños pequeños. Es muy bonito. Un día que tengas ganas y te apetezca podemos ir para que lo conozcas.

Mamá: (PISÁNDOLE LA FRASE) ¡Vivir! ¿Cómo que vivir? ¿Es que no vives bien aquí?

Marcelo: Sí, Mamá… Pero…

Mamá: ¡Ni pero, ni nada! ¡Tú vives aquí y no se hable más del asunto!

Marcelo: ¡Mamá!

Mamá: Pero qué pasa. ¿Qué es lo que no te gusta de esta casa? ¡Dime! Dímelo y lo arreglaremos. Es esa bruja de Leona, ¿verdad? Ya me he dado cuenta de que te trata como a un niño. Déjalo de mi cuenta… Sabes que no puedo echarla… Lleva toda la vida con nosotros, y aunque no la soporto y me encantaría perderla de vista, la pobre no tiene a donde ir… Pero déjame, deja que hable con ella.

Marcelo: Leona no tiene nada que ver con esto, Mamá… Es por…

Mamá: (PISANDOLE LA FRASE) ¡Antonia! ¡Lo sabía! Antes o después tenía que pasar. A ésta sí que no la he tragado nunca. Tú lo sabes y ella lo sabe… Pero por respeto a la memoria de tu pobre padre y por que soy una santa… Bien sabe Dios que nunca me he quejado… Si no la he puesto de patitas en la calle, que es lo que se merece es por…

Marcelo: ¡Mamá! ¡Escúchame, por favor! Ni Leona, ni Antonia me han hecho nada. Siempre me han tratado como a un hijo.

Mamá: ¡Es eso! Sabía que no era bueno que un hijo tuviera dos madres. Mira que se lo dije una mil veces al imbécil de tu padre… Pero como era incapaz de tomar una decisión, se fue al otro barrio dejándome aquí con el embolado… Y ahora soy yo quien tiene que hacer frente a este asunto tan desagradable.

Marcelo: Creo Mamá, que será mejor que…

EFECTO DE PUERTA QUE SE ABRE.

Antonia: ¿Todavía no está listo el té?

Mamá: Ya ves que no.

Marcelo: ¿Has descansado bien, tía Antonia?

Antonia: Si mi querida hermana, tu madre, hiciera el favor de tomarse la medicación, estaría más tranquila, y no daría tantas voces que me impidieran echar una siesta como Dios manda.

Marcelo: Tengamos la fiesta en paz.

Mamá: Ya ves, niño, como lo que te decía es cierto.

Marcelo: Mamá, no empieces tú ahora.

Antonia: No le digas nada. Déjala que se despache a gusto. ¿O es que acaso crees que no he oído lo que acabas de decir sobre mí?

Marcelo: No son más que tonterías.

Si tu madre, hiciera el favor de tomarse la medicación no daría tantas voces que me impidieran echar una siesta como Dios manda. #OriolVillar #ElSilenciodelosLocos #MicroDolor Compartir en X

Antonia: Tú eres un niño y no sabes de estas cosas. Te marchas a trabajar y nosotras nos quedamos aquí sometidas al arbitrio de esta…, de esta…, de esta desequilibrada.

Mamá: ¡Se acabó! Marcelo tú te callas que ahora voy a hablar yo. Aquí, querida Antonia, la única que tiene diagnosticada una esquizofrenia eres tú.

Antonia: Eres mala.

Mamá: Es que pensabas que tus confidencias con Romerales, no iban a llegar a mis oídos.

Antonia: Habéis roto el secreto médico. Eso es algo tan sagrado como el de confesión.

Mamá: ¡No seas blasfema! ¿Quién paga tus facturas? ¿Quién te ha mantenido tomando la sopa boba durante toda tu vida? ¿Quién ha sacrificado la intimidad de su hogar y de su matrimonio para que no acabases viviendo de la beneficencia? Así que déjate de secretitos. Y mucho menos vengas a ofenderme con tus patrañas y tus mentiras.

Antonia: ¡Está bien! ¿Si tanto me odias por qué no me lo dices?¿Por qué cuentas al niño cosas que no tiene por qué saber?¿Por qué no me echas de esta casa? ¿Eh? ¿Por qué no lo haces?  Porque sabes que no puedes. ¡Desagradecida! Que eres una desagradecida y una rencorosa… Nunca fuiste capaz de…

Mamá: ¡Calla, desvergonzada! ¡Que está Marcelino delante!

Antonia: ¡Pues que se entere!

Mamá: Antonia, te lo advierto. Como sigas por ese camino no me hago responsable de mis actos.

Antonia: ¡Cómo si lo hubieses sido alguna vez!

Mamá: No te tolero que me faltes al respeto.

Antonia: Haber empezado por respetarte tú misma.

Marcelo: ¡Callaos! Hacer el favor de calmaos un poco y no decir más barbaridades.

Antonia: Siempre estamos con la misma monserga. Tú sabes bien Marcelo que todos los días tengo que morderme la lengua. Pero es que cada vez me ofende más.

Mamá: Aquí la única que ofende eres tú. Tu sola presencia ya resulta ofensiva.

Marcelo: ¡Mamá!

Antonia: Está bien… Si tan ofensiva te parezco, entonces te voy a dar motivos para ello… Sabes Marcelo que tu madre es…

Mamá: (PISANDOLE LA FRASE) Antonia, no sigas.

Antonia: ¿Por qué? ¿Tanto miedo tienes de que Marcelo sepa la verdad?

Marcelo: Mirad. No sé de qué diablos estáis hablando y prefiero no saberlo. De modo que…

Antonia: Sí niño, tu madre. Bueno, esa. No es una mujer de verdad.

Mamá: Pero qué estás diciendo. Hazla callar Marcelino. Por favor, haz que se calle.

Marcelo: ¡Antonia!

Antonia: ¿Estás seguro de que no quieres que continúe?

Marcelo: ¿Pero qué estás diciendo?¿De qué está hablando, mamá?

Mamá: Nada hijo. No son más que tonterías de una loca.

Antonia: Seré una loca. Puede que sea un despojo. Pero soy mujer, una mujer entera. Soy mucho más mujer que tú. Seré una desequilibrada, pero soy algo que tú no eres, estoy viva y soy… Soy…

Mamá: ¡No lo digas!

Antonia: ¿Por qué? ¿Es que tanto te avergüenza que yo sea capaz de engendrar una nueva vida y tú no?

Mamá: No la escuches, Marcelo.

Antonia: Estás seca. Siempre lo has estado.

Mamá: ¡No lo estoy!

Antonia: ¿Y cómo lo sabes? ¿Acaso le diste la oportunidad a tu marido para comprobarlo?

Mamá: ¡Cállate!

Antonia: ¿Una frígida entonces? Eres una frígida y una mentirosa.

Marcelo: ¡Haz el favor, Antonia!

¿Es que tanto te avergüenza que yo sea capaz de engendrar una nueva vida y tú no? #OriolVillar #ElSilenciodelosLocos #MicroDolor Compartir en X

Antonia: Pero a un hombre no se le puede engañar siempre. ¿O acaso creías que Raúl iba a esperar toda su vida a que te decidieses? ¿A que se te fuera la estupidez y te comportaras como una adulta?

Mamá: Respeta al menos la memoria de los muertos.

Antonia: ¡Haberlo respetado tú, en vida!

Mamá: No lo puedo soportar. No puedo… No puedo (GIMOTEA)

Antonia: Yo sí supe darle lo que quería,… Porque sé lo que un hombre busca cuando está con una mujer. Por eso me quería a mí… Tu marido era un hombre y conmigo tenía algo que tú ni podías, ni hubieras sabido darle.

Marcelo: ¿Es eso cierto?

MAMÁ GIMOTEA.

Marcelo: ¿Es eso cierto, Mamá? ¿Por qué puedo llamarte así? ¿O no?  Dime algo, Mamá. Dime algo. Necesito que me lo digas. Necesito oírtelo decir.

MAMÁ CONTINUA GIMOTEANDO.

Marcelo: Antonia, dímelo tú. ¿Es cierto todo lo que has dicho? Si eso es verdad entonces tu…

Antonia: No nos hagas demasiado caso. Ya sabes que no somos más que un par de viejas que comienzan a chochear. Menos mal que te tenemos a ti. No sé que sería de nosotras si nos abandonases… Me voy a recostar un rato, creo que algo me ha sentado mal en la comida y lo tengo atravesado en la boca del estómago. Dile a Leona que esta noche no cenaré. Me vendrá bien hacer un poco de dieta. Buenas noches.

EFECTO DE PASOS Y PUERTA QUE SE CIERRA TRAS ANTONIA.

MAMÁ CONTINÚA GIMOTEANDO.

Marcelo: Mamá. Dime algo mamá. No te quedes ahí callada. Dime algo por favor.

ENTRA LEONA.

Leona: Se está enfriando el té, quieren que se lo traiga aquí.

FIN

Leer: El día de la Independencia. 1ª parte. Un texto teatral de Oriol Villar-Pool

© “El día de la Independencia” es un texto de teatro radiofónico de Oriol Villar-Pool

2 comentarios

  1. Paulina

    Madre mía, vaya panda!!!!! me ha encantado. Más más más :)))

  2. Oriol Villar-Pool

    JaJaJa… me alegra que te haya gustado. Lo cierto es que es una familia de lo más pintoresca. Pero para serte sincero tampoco dista demasiado de mucha gente a la que he podido conocer a lo largo de mi vida. Eso es algo qe me gusta mucho a la hora de escribir. Comienzo partiendo de una situación o de un personaje más o menos real y mi imaginación me va llevando hasta lugares que ni siuiqra sospechaba que pudiera ocultar en mi fantasía.
    No sé si es terapia o divertimento… pero te aseguro que es hermoso.
    Un saludo y confío en no defraudarte con otros de mis textos. :))

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Oriol Villar-Pool | Relatos, Guiones, Poemas, Fotografías, etc...
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.