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El final del final. Un poema de Oriol Villar-Pool

De modo casual cayó en mis manos una cita del gran Gabo*. En ella  decía con su maestría y su saber, como siempre me hubiera gustado decir a mi,  algo sencillo y profundo. Algo  que contenía toda la esencia de un amor verdadero, sin más florituras que las que uno quiera añadir en su corazón.

La frase en cuestión, que podrás encontrar si continúas leyendo el poema, hace referencia a  algo que siempre me ha obsesionado, al exceso de palabras cuando lo que realmente importa son los sentimientos. En un post anterior traté parcialmente este mismo tema, referido al exceso de verborrea en el cine contemporaneo, pero eso ya es otra cuestión.

La cita de García Márquez, autor al que amo de verdad, desde que allá en mi adolescencencia leí  «Cuando era feliz e indocumentado», libo del que me atrajo el título, pues deconocía aún en absoluto a quien más tarde sería el Premio Nobel que más me ha emocionado de todos cuantos han habido.

Por aquel entonces  y en aquel texto de forma y fondo periodístico que recogía una serie de crónicas, artículos y reportajes de Gabriel García Márquez cuándo ejercía el periodismo en Caracas (Venezuela) entre los años 1957 y 1959, pude vislumbrar a un autor con un universo propio e inabarcable. Un  autor que marcaría mi vida para siempre.

Pero regresando a la cita que hoy nos trae aquí, lo que llamó mi atención fue,  cuánto se puede decir con tan poco y que poca importancia damos, en general, al silencio a la hora de expresar y sentir las cosas importantes de esta vida.

La lectura de dicha cita trajo a mi memoria a alquien a quien hacía tiempo que no veía. Alguien de quien apenas había sabido nada en mucho tiempo. La recordé y la sentí próxima y remota  a un tiempo. Me pregunté, por qué había pensado en ella y no en otra persona cualquiera, de tantas como han tenido cabida en mi alma a lo largo de mi existencia y no obtuve respuesta.

No tuve ninguna duda. La cita era para ella y parecía que Gabo también había pensado en ella al escribirla, pues cada palabra y cada pausa y cada sentimiento implicito en el texto parecía dirigirme  a ella sin remisión posible.

De modo que, a poco que hayas leído otros poemas de este mismo blog, podrás imaginar querido lector que dejé de lado todo aquello en lo que estaba ocuqado en esos mismos intantes y me lancé sobe mi «Cuaderno del dolor», para redactar unos versos que reflejasen aquello que Gabo me había sugerido, que tú me habías recordado y que tu recuerdo me había evocado.

Busqué tu número de teléfono en la agenda de mi  móvil, con la esperanza de que alguna actualización tecnológica no te hubiera borrado de mi vida para siempre. Tras una pequeña pausa te llamé. El teléfono, tu teléfono dio señal y tras unas pocas llamadas alguien descolgó. Imagino que fuiste tú, pues no dijiste nada, sin duda sabías que era yo. Sin duda aún guardabas mi número en tu agenda. Tú no dijiste nada y yo tampoco lo hice…

El resto de lo que entonces ocurrió puedes leerlo a continuación…. Espero que lo disfrutes.

Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniones sobre este poema y el tema tratado en él.

El final del final

Hace tiempo que no sé de ti

quizá demasiado, seguro que si.

Tanto que que ya apenas te pienso

y en mi sueño apenas te encuentro.

 

Pero hoy te siento en mi.

Te siento vacía y doliente

viviendo como ausente

estando como dormida

muriendo cada día.

Te siento vacía y doliente viviendo como ausente estando como dormida muriendo cada día. #OriolVillar #Escritor #Poesía Compartir en X

Lo he sentido tan fuerte

que he sufrido contigo

el palpitar de tu agonía

de tu soledad y tu dolor.

 

Y aunque vivo en la distancia

y tus silencios habitan aún más allá,

en los confines del mundo,

en los límites del universo,

siempre has estado aquí

recostada a mi lado

dormida junto a mi.

Tranquila, pasando la tarde

como si nada, sin nada que esperar

y sin nada, o casi, que añorar.

Tranquila, pasando la tarde como si nada, sin nada que esperar y sin nada, o casi, que añorar. #OriolVillar #Escritor #Poesía Compartir en X

Y entonces te he llamado

aunque sé que no te gusta que lo haga

no que te llame, sino que

me preocupe por ti,

que me inquiete tu sentir.

 

Pero hoy no me importa, me es igual,

siento, percibo y sé que necesitas

mi silencio en tu auricular.

Que mi respirar te basta

que mi estar te es suficiente

que mi latir desde aquí

endulza allí tus lágrimas

y alivia tu soledad.

 

Has descolgado el teléfono

imaginándome al otro lado,

sabiendo que era yo.

Y aún así has contestado

más bien has pulsado

el verde botón de tu esperanza.

 

No has dicho palabra

y yo tampoco lo he hecho

no necesitas escucharme

y yo no sabría qué decir

y aún así hemos permanecido

juntos en la distancia

unidos en tu dolor.

 

Hace tiempo te cité a Gabo*

que decía con amor:

«Y si un día no tienes ganas

de hablar con nadie.

Llámame…

…Estaremos en silencio».

 

Y el tiempo y su paso cruel

nos han traído hasta aquí

al abismo del sufrir

al límite del dolor

a los caminos sin destino,

a los ríos que no mueren,

los que nunca llegan al mar.

Y el tiempo y su paso cruel nos han traído hasta aquí al abismo del sufrir al límite del dolor. #OriolVillar #Escritor #Poesía Compartir en X

 

Pero te oigo respirar

y tú lo haces también

y permaneceré aquí

hasta el fin del fluido

hasta la destrucción del mundo

hasta el final del final.

 

Siempre estaré aquí

aunque tú ya no estés

aunque tú te hayas ido.

 

* Gabo: Gabriel García Márquez.

© “El final del final.” es un poema de Oriol Villar-Pool

4 comentarios

  1. Rebeca

    He encontrado tu blog por casualidad y me han encantado las cosas que escribes. Tus textos son de una enorme sensibilidad y por lo que dices pareces conocer bien el alma de las personas.
    No suelo dejar comentarios en los blogs pero me han impactado tanto algunas de tus frases, como por ejemplo: «Te siento vacía y doliente viviendo como ausente estando como dormida muriendo cada día.» que no he podido frenarme. El amor es algo grande y en tus palabras lo es aun más.
    Enhorabuena y sigue escribiendo que yo te seguiré leyendo.
    Con amor, Rebeca

  2. ElenaEtxarri

    Quizás muchos daríamos un mundo por oír el respirar de quien realmente nos quiso.
    O no. Quien sabe.
    Pero seguro que lo daríamos por quien nos recuerde tomar aire, y este simplemente a nuestro lado aunque solo sea al otro lado del teléfono.

  3. oriol villar r de hinojosa

    Mi querida Elena, cuanto me alegran tus palabras.
    Las comparto y las suscribo al ciento por ciento.
    Pero añadiría que ningún tiempo pasado fue mejor y que lo venidero siempre será, al menos por lo desconocido e inesperado, mucho más fascinante que la acumulación de recuerdos.
    Sucesos éstos, idealizados, desvirtuados y desnaturalizados que nuestra memoria y su ama, nuestra mente, son capaces de crear con tal de hacernos mirar siepre para atrás y nunca hacia adelante y lo que es peor nunca jamás hacia el presente.
    Sea usted bienvenida a este espacio en el mi imaginación, mis fantasías, mis sueños y mis deseos brotan como el agua fresca en un manatial en la montaña más alta que quepa imaginar.
    Besos
    Si te apetece descubrir otros poemas puedes segir este enlace: http://booklaunch.io/oriolvillar/microdolor

  4. oriol villar r de hinojosa

    Mi «Amada» Rebeca, siento una profunda conmoción al leer tus impresiones sobre lo que leerme provoca en ti.
    Es emocionante conectar con almas sensibles a través de una red cada vez más contaminada por los sentimientos negativos y las sombras más oscuras.
    El amor, en el más ampio significado del término, provocan en las personas lo mejor de ellas y cuando éste se termina, si es que esto ocurre realmente, el poso que deja en el alma de cada uno, puede ser una huella imborrable y perecedera que nos acompaña hasta en el último aliento de nuestra vida terrena.
    Dices que has encontrado mi blog por casualidad. Permite que te presente mis dudas al respecto de las casualidades. La vida está plagada de encuentros «fortuitos»que no lo son tanto y que siempre forman parte de un plan «cósmico» al que nuestra consciencia no se atreve ni tan siquiera a asomar la nariz.
    Por supuesto que continuaré escribiendo, pues hacerlo provoca en mi una enorme satisfacción y un inmenso placer. Pero si a esto le añadimos el poder acceder al corazón mismo de almas como la tuya, ten por segutro que las largas horas de silencio, de meditacoin y de esfuerzo que suponen la escritura, todo ello habrá merecido con creces la pena.
    Con Amor, Oriol.
    Si te apetece descubrir otros poemas puedes segir este enlace: http://booklaunch.io/oriolvillar/microdolor

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