Esta tarde he sabido que no te volvería a ver. Este es el verso con el que arranca este poema que escribí pocos minutos después de conocer la noticia de que alguien a  quien yo había apreciado, estimado y querido, se iba  alejar de mi vida para siempre.

Las circunstancias de la vida hacen que las cosas, y las situaciones, nunca resulten eternas por más que nos neguemos a aceptarlo. A lo largo de mi existencia he experimentado muchos fines de ciclo, de relaciones y de estados que por lo prolongado en el tiempo o por su intensidad parecían haber llegado hasta mi  para quedarse. Para permanecer a mi lado hasta el fin de los tiempos.

He encajado, con mayor o menor entereza, todas y cada una de esas bofetadas que el tiempo me ha ido propinando. Pero también he de reconocer que algunos de estos episodios han mellado más que otros mi  batallado corazón.

La razón, el motivo que me llevó a escribir este poema, todavía yace candente en lo más profundo de mis entrañas. Lo hago con una pluma ensangrentada, con una brasa al rojo vivo que quema mi mano a cada palabra  que escribo.

Las personas, las situaciones y la vida en general vienen y van. Pero su recuerdo necesita un período de duelo que no siempre está uno dispuesto a  resistir.

Vayan pues estas lineas  como desagravio a un romance inconcluso, a una emoción estrellada contra una cordillera de indiferencia.

Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniónes sobre este poema y el tema tratado en él.


Esta tarde he sabido que no te volvería a ver.

Esta tarde he sabido que no te volvería a ver,

lo has dicho como si nada.

Sin darle importancia,

como de pasada.

 

Pero una losa ha caído sobre mi,

me ha enterrado en vida,

me ha sumido en las tinieblas.

 

Siempre supe que nuestro amor

no era más que una ilusión,

una fantasía inventada.

 

Tu nunca dijiste si.

Ni un quizá tan siquiera brotó de ti.

Pero uno escucha lo que quiere

y yo siempre oí:

Si mi amor.

Te quiero.

Te adoro.

Mi vida sin ti es un vacío infinito.

Escribo con una pluma ensangrentada, con una brasa al rojo vivo que quema mi mano a cada palabra que escribo. #OriolVillar #Poesía #Microdolor Compartir en X

 

Pero era mi voz quien hablaba,

mi corazón quien palpitaba,

y mi aliento el que se helaba cuando callabas.

 

Cuando zanjabas las conversaciones por la brava,

sin paños mojados.

Con la firmeza de quien es

ajeno al cataclismo que provocan

sus evasivas y sus tiempos muertos.

 

Tus respuestas asincrónicas

eran monólogos de cara a la pared,

eran mi ilusión y eran tu desprecio.

 

Me convencía cada día de que

aquello no podía, no debía continuar.

Pero el tiempo es feroz y cruel

y cada hoja del calendario licuaba

una firmeza que nunca era tal.

 

Sabía siempre que caería

de nuevo bajo tu hechizo,

que sucumbiría a ti,

que sería tu sombra otra vez.

 

Llamarte era un error fatal,

esperarte un martirio estéril.

 

Sólo me quedaba soñar,

hacerlo despierto y continuarlo al dormir.

Un sueño

que prolongaba cada día un poco más

y cada noche mucho, mucho más.

 

© “Esta tarde he sabido que no te volvería a ver.” es un poema de Oriol Villar-Pool