En ocasiones, lo cierto es que ocurre casi siempre, el azar pone ante uno las cosas que el destino tiene destinadas para él. Digo ésto pues me encontraba enfrascado en la lectura de una historia de España que me ayudara a comprender cómo era posible que un país tan rico, interesante y magnífico como es España, hubiera podido quedar en manos de tamaña tropa de indigentes intelectuales, como son nuestros gobernantes. Sumido en esa reflexión me encontraba cuando así, como caído del cielo, llegó hasta mi un libro magnífico.
Lo cierto es que puede decirse que así fue, una llamada celestial. Me lo sugirió una amiga con la que hacía tiempo que no contactaba y con la que me une un delgado hilo que podría calificar como mágico, pues aparece en mi vida siempre cuando ésta está a punto de dar un vuelco. Ella me dijo que en ese momento estaba leyéndolo, que lo tenía en sus manos y que estaba entusiasmada con lo que había leído hasta entonces. Y qué es lo que leía te estarás preguntando, igual que hice yo entonces. Pues se trataba de un libro de nombre sugerente y de contenido aún más interesante.
La Biblioteca en Llamas de Susan Orlean, trata de profundizar en el casi desconocido incendio acaecido en la Biblioteca Pública Central de la ciudad de Los Ángeles en 1986.
Y digo trata de profundizar, pues la investigación cuasi detectivesca, en resumen acaba sembrando más dudas que certezas sobre a autoría de tan magna pira literaria.
De las joyas que se perdieron para siempre entre las llamas, cabría destacar una versión de El Quijote de 1860 ilustrada por Gustavo Doré; todo el saber sobre la iglesia, la cristiandad y la Biblia, incluida la primera traducción al inglés moderno como es la de Coverlade de 1635.
Se perdió también todo Shakespeare y una barbaridad casi infinita de conocimiento sobre prácticamente todas las disciplinas artísticas, legales y científicas que hacen que el hombre sea lo que es y reflejan lo que ha sido, para abrile el camino para llegar a ser todo aquello que se proponga.
Susan Orlean se queda sin poder determinar a ciencia cierta la autoría real del suceso. Pero por contra desarrolla de modo fascinante la otra investigación, la que se sumerge en el mundo de la biblioteconomía; del amor a los libros; de la pasión por la literatura y por el libro, soporte que la lleva hasta el último rincón del mundo.
Pero también La Biblioteca en Llamas nos permitirá adentrarnos en un mundo, el de las bibliotecas públicas y en el de los funcionarios que en ellas trabajan. Las motivaciones que les llevan a éstos a desarrollar un trabajo que en el acervo popular suele estar calificado como de rata de biblioteca.
Pero lo que hace realmente interesante esta historia es su carácter de tragedia fantasma. Al igual que un buque olvidado en mitad del océano, del que nadie se acuerda porque en esos mismos instantes en que la tripulación saltaba por la borda para salvar sus vidas, en otro lugar del planeta ocurría otro suceso. Algo de mayor trascendencia mediática. Algo que que eclipsa la desolación, el dolor y el drama que la pérdida de ingentes cantidades de conocimiento, de saber y de cultura que volaron cielo arriba en una pira funeraria. Una fogata cargada de dolor de la que nadie iba a hablar ni en su momento ni nunca jamás.
Pero lo que hace realmente interesante esta historia es su carácter de tragedia fantasma. #LaBibliotecaEnLlamas #OriolVillar #SusanOrlean Compartir en X
Una tragedia la del incendio de la Biblioteca Central de Los Ángeles que quedó eclipsada pues en ese mismo instante, en un lugar hasta entonces ignoto del planeta, un incendio, otra vez, el fuego, iba a desencadenar la mayor tragedia atómica sufrida por la humanidad desde la II Guerra Mundial, en la central nuclear de Chernóbil.
Era el 26 de abril de 1986 y al parecer, y aún sigue ocurriendo, el mundo no está preparado para más de una tragedia al día. Lo cierto es que los dramas se suceden por docenas en todo el universo conocido, pero las portadas de nuestros mass media no tienen capacidad de absorber las noticias relevantes más que de una en una.
Hoy en día, en la era de la comunicación globalizada y en la era de la desinformación digital, podemos comprobar que esa selección «natural» de la información continúa campando a sus anchas por los cibermentideros y por los estercoleros mediáticos.
No hay más que observar con un poco de objetividad como fluyen las noticias por los medios y por las redes con un sesgo único y una manipulación universal. Se habla de lo que quieren los lobbys de la comunicación, se hace cuando ellos quieren, del modo que quieren y como ellos quieren.
De igual modo ocurre cuando esas mismas informaciones, que parecían de trascendencia capital, dejan de serlo a la misma velocidad en que se viralizaron.
Y todos seguimos creyendo que somos libres y personas bien informadas.
En la era de la desinformación digital, esa selección natural de la información continúa campando a sus anchas por los cibermentideros y por los estercoleros mediáticos. #LaBibliotecaEnLlamas #OriolVillar #SusanOrlean Compartir en X
Retomando la Biblioteca en Llamas de Susan Orlean lleva a cabo una trabajo periodistico-literario en que con una pluma ágil, limpia, certera y en ocasiones poética, traza el perfil de un edificio, del su presunto pirómano y de la sociedad que acoge a ambos de manera fascinante.
Para aquellos, entre los que me incluyo, para los que el libro es algo más que un objeto de consumo. Para los que el significado de esas palabras escritas, impresas y encuadernadas son la esencia misma del saber humano.
Para ellos sólo pensar en el hecho de ver arder un millón de ejemplares de todos los tipos y colores en una fogata infernal resulta una tortura que roza lo blasfemo.
La misma Susan Orlean trató de comprender qué se puede sentir al quemar un libro. Se dispuso a prender fuego a un ejemplar de Farenheit 451 de Ray Bradbury y por fin lo hizo tras muchas elucubraciones y dilemas.
Esta anécdota, inocente en apariencia pero trágica en su fondo, me recordó algo que me ocurrió en cierta ocasión al acudir a un contenedor de basura a depositar los restos orgánicos de mi hogar.
En el fondo del contenedor se hallaba revuelta y desvencijada, entre restos alimenticios y demás porquerías embolsadas, una Historia Universal en 18 volúmenes que algún desaprensivo había arrojado allí. Aquello, pensé, demostraba una absoluta y total falta de corazón de sentido común y de conciencia ecológica.
Cómo era posible aquel desaguisado y cómo era posible que alguien fuera capaz de perpetrar semejante desmán. Recuperé los volúmenes a los que pude acceder y tuve que desechar aquellos ya pringosos y manchados por los vertidos y residuos de mis vecinos.
De modo que tras la lectura de La Biblioteca en Llamas he sentido que no estaba tan solo en mi pasión por los libros, por el placer que me provoca su adquisición y su clasificación en mis estanterías. Por la sensación tan hermosa que me provoca el pensar que los libros que todavía no he leído están ahí, tranquilos, aguardando su momento en la compañía silenciosa de otros muchos volúmenes.
© “La Biblioteca en Llamas o la Pira Blasfema.” es un un artículo de Oriol Villar-Pool
Me gusta, hace reflexionar sobre la manera en que somos manipulados, la información desinformativa, indudablemente somos víctimas. Interesante tema porque hace tomar conciencia y replantearse la manera de escuchar y de informarse.
Muchas gracias por tu comentario, Carmen.
Me alegra que el post te haya interesado.
El libro de Susan Orlean es magnífico y como una «Matriuska», una muñeca rusa, va extrayendo unas historias de dentro de otras.
Fíjate que escribí este artículo hace un año aproximadamente.
En cuanto a desinformación es algo que ha existido siempre pero que ahora resulta muy evidente y que es utilizado por todos. Por eso creo que es tan importante la selección y variedad cuidadosa de las fuentes de las que uno se informa. Pero el control mediático es tan feroz que el mantenimiento de un pensamiento propio quizá sea la lucha más diicil que ahora se pueda librar en este mundo.
Te adjunto un vídeo que resulta revelador sobre la creación de estados de opinión haciendo ver que son otros otros los que lo hacen. «La culpa siempre es de los otros»
Muchas gracias.