Los espejos en el laberinto. Una foto de Oriol Villar-Pool

Fueron muchas las noches y aún más los días en que la cama de un hospital, sobre la que yacía tu maltrecho cuerpo, parecían mi único universo. Siempre sufriste, unas veces más en silencio que otras. Siempre, desde muy joven, arrastraste una enfermedad que fuiste encadenando con secuelas, derivas y consecuencias que de forma inexorable marcaron tu vida, tu carácter y tu actitud frente al mundo que te rodeaba y las personas que te querían.

Hace décadas que la noticia de tu final era una crónica anunciada como diría «Gabo», pero cuando tras tantos avisos y amagos, tantas amenzas y advertencias éste se ha materializado por fin, no ha podido por menos que helarme la sangre y anudar mi alma con la fuerza de un ciclón.

Mis emociones se enfrentan las unas con las otras en un laberinto de espejos, en una lucha sin sentido, en un conflicto inexplicable que quizá tú ahora puedas, quieras o sepas comprender.

Mis emociones se enfrentan las unas con las otras en un laberinto de espejos, en una lucha sin sentido, en un conflicto inexplicable. #OriolVillar #ElSilenciodelosLocos #Fotografía Compartir en X

Siempre fuiste importante, influyente y relevante en mi vida. Y no sólo en la mía. Aunque nuestros mundos fueran tan distintos y las gotas que fuimos parecieran un agua y un aceite eternos, tú siempre fuiste mi hermano mayor y yo siempre te miré con respeto y con cierta admiración. Nunca comprendí bien la razón, nunca supe el por qué de esa veneración que despertabas en tantas personas, pero lo cierto es que al comprobar cómo quienes te querían lo hicieron y aún lo hacen, ésto causa en mi un contadictorio sentimento de envidia que me resulta dificil de gestionar.

Nunca compartimos demasiado y tú nunca pusiste muy fácil la cercanía de quienes estando cerca de ti en muchas ocasiones nos sentíamos en las antípodas de tu mundo inventado. Y sin embargo tú eras tú, eras esa persona que cuando entraba en la habitación la llenaba por completo. Tu presencia era un hecho que nos marcó a todos nosotros. Aunque no estuvieras, aunque no vinieras tú siempre estabas presente. Lo estabas en cada conversación, en cada chisme, en cada recuerdo, en cada anecdota y en cada suceso. La edad y el tiempo fueron alejando nuestros cuerpos pero yo siempre te tuve presente en mi vida. Lo hice a pesar de las distancias, a pesar de esos silencios que siempre parecían interponerse en lo que hubiera podido ser una relación, digamos, más normal.

Pero las cosas son así, yo lo sabía e imagino que tú también. De modo que una vez establecidas las reglas del juego podía llegar a ser algo más facil gestionar esos universos en aparciencia tan distantes.

Una lejanía incomprensible, al menos incomprensible para mi, marcó tus últimos tiempos. Imagino que un organismo malvado afectaba a una mente ya cansada de luchar. Al menos ansío imaginarlo así. Hacerlo me ayuda a organizar algo mejor el revoltijo que se pasea por mis entrañas. Ese Totum Revolutum que no me permite sentir con la natural simplicidad del dolor, la pena y la tristeza que tu perdida me deberían provocar. De hecho estoy seguro que lo más profundo de mi ser aguarda el instante en el que se alineen los astros, las circunstancias y mis emociones y por fin mis lágrimas broten con la naturalidad con la que un niño muestra su pesar.

Una lejanía incomprensible, al menos incomprensible para mi, marcó tus últimos tiempos. #OriolVillar #ElSilenciodelosLocos #Fotografía Compartir en X

Ahora que dominas la visión global del universo sueño con recibir el mensaje de amor que tanto ansiamos quienes te quisimos y a quienes tan solos nos ha dejado tu pérdida.