El silencio de los locos el libro de relatos de Oriol Villar-Pool transita entre lo salvaje, lo políticamente incorrecto y el lirismo más extremo.
Dos meses de encierro han abierto el cajón de la creatividad escondida de Oriol Villar-Pool. El silencio de los locos reúne 16 relatos escritos a lo largo de las últimas décadas que dormían el sueño eterno en los recuerdos del autor. Tras la publicación de su libro de poemas MicroDolor en Amazon, creyó que había llegado el momento de que todos esos textos abandonados a su suerte, se sometieran al veredicto del público.
Personajes extremos, situaciones delirantes, emociones a flor de piel y un humor muy, muy negro, son algunas de las características que definen el libro de relatos sobre el que ahora hablamos con el autor.
Qué es el silencio de los locos.
Es un ajuste de cuentas, una deuda pendiente. Son historias que dormían en mis carpetas y en mi memoria y a las que por fin parece haberles llegado la hora de ver la luz.
Y por qué ahora.
Porque eran como una presencia que me perseguía y que me impedía profundizar en proyectos más recientes. Los publico ahora a modo de terapia. No por que hacerlo me libere en ningún modo, sino porque quizá el hacer ver la luz a estos textos me reafirme en mi propia experiencia y me ayude a continuar vomitando mis emociones al mundo. Eran historias que siempre regresaban a mi, parecían reclamar su libertad. Parecían solicitar el pasaporte hacia su independencia, su permiso para volar. Y quién soy yo para impedírselo.
¿Su autor?
Quizá durante el proceso de escritura, sí… Pero ahora te aseguro que tienen vida propia y cada vez los veo más distantes a mi.
¿Qué quieres decir?
Que cuando releo los relatos cada día tengo más la sensación de no reconocerlos como mis hijos, los leo y me parecen la obra de otra persona… quizá sean las chaladuras de todo escritor. No lo sé
¿Les ocurre esto a otros escritores?
No lo sé. Cada uno es un mundo, supongo

Oriol Villar-Pool
Eran historias que siempre regresaban a mi,
parecían reclamar su libertad.
¿Cuando empezaste a escribir?
Cuando tenía 16 años me regalé una máquina de escribir eléctrica con la que escribí algunos de mis relatos quizá más inspirados. Hoy, cuando echo la mirada hacia el averno del tiempo, sonrío al recordar aquel golpeteo sistemático de las teclas sobre el papel.
Y al parecer te gustó la experiencia.
Nunca he sentido mayor placer que cuando alcanzo un grado de concentración tal, que escribo durante varias minutos o varias horas sin levantar la cabeza del teclado. En la pantalla de mi ordenador se va construyendo un relato en el que personajes y situaciones cobran vida de modo independiente a mi propia voluntad. Cuando tras un periodo de reposo del texto y de mi espalda, regreso al papel en el que he dejado parte de mí, es muy frecuente, como te he dicho antes, que no logre reconocerme en él.
¿Cuanto hay de autobiográfico en tus relatos?
En cierta ocasión alguien a quien aprecio me dijo que no era buena idea desnudarse demasiado frente al folio en blanco. No sé si lo decía en sentido figurado o no, pero lo cierto es que no puedo evitarlo. Cómo voy a escribir sobre algo si no conozco las emociones que mis personajes sienten y si no comparto las motivaciones que los llevan a hacer lo que quiera que hagan.
Entonces son experiencias propias.
Ya me gustaría a mí haber pasado muchas de las cosas que ocurren a mis personajes. Aunque pensándolo bien, en mis historias suele haber mucho dolor. Ya, eso es cierto, pero qué sería de la vida sin el dolor. Cómo íbamos a saber lo que es el placer si no conocemos su opuesto para compararlo. No hay mayor gozo que el que se compara con el sufrimiento. A fin y al cabo ambas son sensaciones que le hacen a uno ser consciente de su propia vida y de su existencia.
Pero el subtítulo del libro es …y otras historias reales.
Si te fijas reales va en cursiva. Quise dotar de una ambivalencia al adjetivo real y dejar así abierta la puerta a la duda. ¿Serán reales, no lo serán? A mi no me importa mucho. En realizad me parecen mucho más reales que todo lo que está ocurriendo en el mundo. ¿Y a ti qué te parece?
Ya me gustaría a mí haber pasado muchas
de las cosas que ocurren a mis personajes.
Tus personajes viven de forma muy intensa situaciones digamos cotidianas.
Quizá en la realidad, en las cosas cotidianas se encuentre la verdadera esencia de la vida y el modo en el que las afrontamos puede ser bien distinto y por lo tanto…
¿Acabar como el rosario de la aurora?
Podríamos decir que sí.
¿Qué va a encontrar el lector en el los relatos incluidos en El silencio de los locos?
Amigas despechadas; viejos profesores travestidos; espabilados musculados; entierros estrafalarios; Heavys sin futuro; conejos voladores; convenciones lisérgicas; sesiones de cine sangriento aún más sangrientas; siniestros urinarios; filetes vengadores; ansias de independencia; y locura, mucha locura.
Ahí es nada. Y cada uno con su propia historia.
Claro. No hace mucho releí Sobre la brevedad de la vida de Lucio Anneo Séneca. En ese texto, el suicida cordobés, afirma que la mayoría de nosotros abandonamos la vida durante los propios preparativos de la misma. Me entristece pensar que la mayoría de la gente que conozco ni siquiera es consciente de esos trámites. Tan sólo cultivan unos fragmentos hedonistas de existencia. Citando de nuevo a Séneca de forma libre, diré.
Todo aquel tiempo de nuestra vida que no somos conscientes de que estamos viviendo, no es vida sino tan sólo tiempo.
Y nuestro tiempo es limitado, de modo que por qué vamos a perder algo tan preciado y tan poco valorado como nuestro tiempo. Tu tiempo… Mi tiempo. Así que vivamos intensamente…
Aunque solo sea en la ficción
Aunque solo sea en la ficción, exactamente. No sé si yo podría soportar alguna de las cosas que les ocurren a mis personajes.
Parece que conoces bien la naturaleza humana.
Algunas emociones, algunos sentimientos, algunas situaciones, algo de todo ello, añadido a una enfermiza capacidad de observación y de escucha, me han llevado a lo largo de la vida a empatizar con el prójimo, quizá en exceso. La empatía siempre es una sensación excesiva y nada beneficiosa, y yo tiendo a practicarla con quienes ni siquiera conozco.
Siempre he sido observador y siempre he escuchado las conversaciones de los demás. Y si a ésto le añades mi imaginación y un poco de mala uva, pues ya lo tienes. ¿Eso es conocer al ser humano? No lo sé. Yo creo mis propios personajes y sus propios universos. ¿Es eso reflejo de la realidad? le dejo al lector que lo decida… Tampoco sé si esa es mi intención. Te aseguro que no pretendo hacer Tesis con mis relatos.
Tus personajes son de lo más diversos.
Hay oficinistas hastiados de la vida, amores en la senectud, asesinos y personas confundidas incapaces de asumir el paso del tiempo y el cambio en las distintas etapas de la vida.
Te aseguro que no pretendo hacer Tesis con mis relatos.
¿Cómo La Yoly en Un lazo sagrado?
Por ejemplo. Cuando no asumes que el tiempo pasa y pretendes que todo siga igual la cosa puede acabar muy mal.
Pero ella se siente traicionada por Raquel.
Por Raquel, por la vida, por el tiempo y por sí misma. Le tengo simpatía a La Yoly aunque sea un “poco” drástica en sus determinaciones.
En muchas ocasiones parece que hablas de tí.
No en tantas.
No temes que se confunda al narrador con el autor.
Me divierte mucho esa situación. Quienes me conocen reconocen muchas cosas, o por que me hayan ocurrido a mí o porque me las hayan oído contar. Eso les desconcierta mucho. A mí me hace gracia pensar que proyecto con mis relatos una vida personal y secreta, sin duda mucho más atractiva de lo que es en la realidad.
Por qué el título El silencio de los locos.
Es el título del relato que cierra el libro. Creo que es el más largo y también el más complejo. Es un texto al que le tengo un cariño especial. El título nace de una frase que cita uno de los personajes protagonistas… Pero tendréis que leerlo para comprender. Cuando lo hagáis quizá todo el libro tenga un sentido nuevo.
¿Qué quieres decir?
Cada personaje vive su vida, al igual que todos nosotros, como si fuera el centro mismo del universo, y la realidad suele ser muy otra. Dicen que no somos nada, o casi nada, en la globalidad del universo. Yo creo que somos importantes y sí creo que somos el centro de la vida, no como un ego exacerbado, sino como el respeto, el valor y el conocimiento que nos bebemos a nosotros mismos. Pero ésto, claro está, nos puede llevar a una visión completamente distorsionada de esa realidad.
El Dr. Cifuentes en El silencio de los locos se cuestiona su autoridad para privar a Paquita de la posibilidad de volver a la vida. ¿Quiénes somos cualquiera de nosotros para pretender modificar el punto de vista de cada uno de nuestros vecinos? Allá cada uno con sus creencias, ideologías y fes.
Pero tendréis que leerlo para comprender.
Cuando lo hagáis quizá todo el libro tenga un sentido nuevo.
¿No juzgas a tus personajes?
En cierta ocasión leí que detrás de todos y cada uno de nosotros, por pusilánimes y mierdas que podamos parecer a los demás, siempre hay una historia que nos hace ser como somos, aunque no seamos conscientes de ello. Por eso, porque todos tenemos un bagaje que nos marca, es por lo que no soy partidario de juzgar a nadie.
Pero tú das mucha caña a tus personajes como a Julián en Un tipo relativamente normal.
Puedo criticar e incluso mofarme de ciertos comportamientos concretos, pero las personas son algo demasiado importante como para dejarnos llevar por una serie de prejuicios miserables que pretenden colocarnos por encima del universo. En el caso de Julián claro que le atizo, como a su padre y a las cuidadoras, pero creo que en el conjunto del relato él sale bien parado, incluso me atrevería a decir que llega a convertirse en un, digamos, ¿Superheroe?
Todos tus relatos, o muchos de ellos hablan de amor.
En sus distintas maneras de entender el amor, del sentimental al paterno filial, del sumiso al envidioso, y como no al propio. Hay mucho amor en mis libros, aunque a veces éste vaya acompañado de ríos de sangre… La vida es así.
¿Eso es lo que tiene en común con MicroDolor, tu libro de poemas?
Puede que sí. Quizá el amor, en todas sus vertientes y caras sea la gran fuerza que mueve al mundo y que hace que el ser humano se mueva con él… Aunque se puede sufrir mucho.
Hay mucho amor en mis libros,
aunque a veces éste vaya acompañado de ríos de sangre…
La vida es así.
¿Dónde se puede encontrar El silencio de los locos?
Por el momento se puede encontrar en Amazon tanto en su versión ebook como en tapa blanda.
© Oriol Villar-Pool