¿A dónde va el amor cuando se acaba? Con estos dos versos comienza el poema titulado Preguntas Envenenadas.

En este texto he formulado algunas preguntas sin respuesta. Preguntas envenenadas que todo aquel, herido de amor se hace. Preguntas que se hacen de modo desconsolado, tratanto en vano de encontrar respuesta al desasosiego.  Respuestas a la ausencia de la persona amada. Y respuestas al vacío que esta situación genera en tantas y tantas víctimas de la muerte del amor.

Personas que vagan sin rumbo por las calles del olvido. Que naufragan en busca de algo o alguien que pueda mitigar el profundo dolor que el desamor genera en sus corazones.

Damnificados a  quienes su sensibilidad extrema les impide comprender que «AQUELLO» ya se terminó.

Que de todo aquel sentimiento puro y universal. De aquel que era superior a todo y que todo lo dominaba. De ese, ahora ya no queda nada.

Ni tan siquiera queda su recuerdo. Suele ser éste tan doloroso que es preferible eliminarlo para no continuar de por vida con una herida purulenta que se niega a cicatrizar. Una herida que destruye su vida presente, castra la futura y mortifica la pasada.

Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniónes sobre este oema y el tema tratado en él.


Preguntas envenenadas.

¿A dónde va el amor

cuando se acaba?

¿En qué lugar se encuentra

el cementerio de los

corazones destrozados?

¿Y la laguna que rebosa

con las lágrimas derramadas?

¿Y el eco que repite

los sollozos desconsolados

de quienes al fin comprenden

que de su amor ya no queda nada?

 

© “Preguntas envenenadas.” es un poema de Oriol Villar-Pool