¡Que te den Almodóvar! es la exclamación con la que el protagonista de este poema sentencia su voluntad de romper definitivamente con la posibilidad de un reencuentro. Con la  sola promesa de un reencuentro que sabe que no traerá nada bueno para su vida.

En un momento de desconsuelo y también de firmeza, bajo la marquesina de un viejo cine de barrio, el protagonista se va a encontrar con una reposición de «Volver» la película del genial manchego Pedro Almodóvar. Y con todo respeto para el maestro, volver es precisamente lo único que el protagonista del poema no puede permitirse hacer. Sabe que sucumbir a la tentación de volver marcará el final de su existencia y truncará de modo definitivo cualquier atisbo de felicidad que para él pudiera haber reservado  el destino.

De modo que la expresión en cuestión ¡Que te den Almodóvar! viene a sintetizar lo que su corazón le indica. O como diría un viejo castrista «Un paso atrás ni para tomar impulso».

Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniónes sobre este poema y el tema tratado en él.


¡Que te den Almodóvar!

No te he olvidado pero

ya no sufro al recordarte.

Todavía me despierto a medianoche

y susurro tu nombre.

 

Tú siempre eres todas

con las que cubro tu memoria

con un manto de olvido.

Pero ninguna de ellas

logra ocultar tu rostro,

mitiga tu aliento,

sofoca tu ardor, ni

aplaca mi amor.

Pero ninguna de ellas logra ocultar tu rostro, mitiga tu aliento, sofoca tu ardor, ni aplaca mi amor. #OriolVillar #Poesía #Poema #Escritor Compartir en X

Pero ya no vivo

sumido en el pavor

en que me hundió tu abandono.

 

He dilapidado el tiempo y

he dejado huir las opciones

de nuevos mimbres.

 

Ya no oprimes mis entrañas,

no agitas el palpito de mi sufrir.

Aunque repita tu nombre en mis sueños

ya no me quemo al añorarte.

 

Ahora ya tan sólo me duele el dolor,

me duelen tu olor

y el recuerdo de tu boca y el sonido de tu voz,

que aunque casi olvidada

me recuerda cada noche

en un suspiro atroz

que te fuiste tú con otro

porque yo ya no era yo.

Porque vivía perdido,

porque me dominó la locura,

el sinsentido de un amor

de que tú no bebiste,

que comenzó a sobrarte,

que buscaste en otra parte.

 

Yo ya te había olvidado

hasta que tú esta tarde,

no sé cómo ni por qué

te decidiste a llamarme

y quisiste verme otra vez.

 

Hundido en la zozobra acudí

a una cita mortal.

Pero en el último instante

desde la esquina te vi.

 

Estabas sentada en donde te gustaba estar,

junto a la ventana

del viejo casino en que una

lejana noche besé

tus labios con sabor a café.

 

Comprendí entonces,

y ahora lo sé,

que aquello era el pasado,

un tiempo remoto

que no había partido ya.

 

Regresé sobre mis pasos

no sin antes volverme

por última vez hacia ti.

 

Esta vez te dejé yo

sola y hermosa

con tu taza de café.

 

Tendrás que seducir

a otro con tus labios torrefactos,

pues nuestro tiempo partió

se fue lejos, despacio y por fin.

Tendrás que seducir a otro con tus labios torrefactos, pues nuestro tiempo partió. Se fue lejos, despacio y por fin. #OriolVillar #Poesía #Poema #Relato #Escritor Compartir en X

Vagué por calles fúnebres

y comenzó a llover.

Me detuve ante un cine

en que reponían «Volver».

 

¡Que te den Almodóvar!

ya estoy en otro tiempo

en que no pienso hacer

otra cosa que lo que mi corazón

anhele, y mi anhelo

no está ni en mirarte de nuevo,

ni en tu recuerdo, ni en mi perdón.

 

© “¡Que te den Almodóvar!” es un poema de Oriol Villar-Pool