Cuando con la muerte del amor ya solo queda tiempo para los reproches. En ese instante en que el hogar construido a cuatro manos se viene abajo como un castillo de naipes envenenado.

Es entonces cuando ya debe, o al menos debería ser, solo tiempo de olvido, y de perdón.

Por qué acompañar el dolor con más dolor. Con dolor que solo transformará  el desamor en  ira y que ya solo podrá desencadenar en una espiral de odio, en un círculo de rencor y de destrucción.

Por eso, como dice este poema cuyos versos están bañados por las lárgrimas de  un futuro truncado, de una esperanza castrada, y de una ilusión rota, ya solo queda dejarlo todo ahí «Ahí en el baúl del olvido, en el cofre del perdón».

Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniones sobre este poema y el tema tratado en él.


Lo que no nos dijimos.

Todo lo que no te dije,

aquello que no dijiste.

Lo que no nos dijimos.

 

Lo que ocultamos,

lo que fingimos,

lo que no escuchamos,

a lo que no atendimos.

 

Lo que descuidamos,

lo que olvidaste,

lo que olvidé.

 

Lo que no recordamos,

lo que omitimos,

lo que no olvidamos.

 

Todos mis reproches,

todas tus ausencias,

tus distancias y tus corazas.

Mis misterios y tus silencios.

 

Por todo ello es mejor

que todo se quede ahí.

Ahí en el baúl del olvido,

en el cofre del perdón.

 

© “Lo que no nos dijimos.” es un poema de Oriol Villar-Pool