El sueño es el único reducto de paz para los infelices. Aunque esto puede volverse un arma de doble y hasta triple filo. Pues el universo onírico es algo tan incontrolable como esos sentimientos ajenos imposibles de comprender y que tanto sufrimiento provocan en el maltrecho corazón del enamorado.
Pero cuando el doliente decide cerrar sus párpados por última vez en el día. Cuando lo hace con la intención de transformar su mundo, de modificar el entorno y de mutar su dolor en una felicidad que, no por ficticia, pueda resultar más placentera y/o satisfactoria.
Es entonces, en ese estado de ensoñación, cuando las cosas parecen estar por fin en su sitio. Cuando cada pieza de un ajedrez cósmico encaja y entre todas descubren la verdadera faz oculta de la luna. Es entonces cuando el corazón malherido comienza latir con un ritmo sincopado. Éste estado de excitación fantasmal deviene en tormento en el instante en el que el alba irrumpe en la vida. En el momento en que el nuevo día da paso a terribles horas de impás y de conmoción. Horas que navegarán por los cauces del dolor hasta que el ocaso invite de nuevo a cerrar los ojos, a crear la oscuridad y a viajar de nuevo, a viajar por siempre.
Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniones sobre este poema y el tema tratado en él.
Me gusta soñarte.
Me gusta soñar,
me gusta hacerlo
porque de ese modo
sueño que sueñas junto a mi.
Sueño que lo haces a mi lado.
Que sueñas conmigo.
Que somos uno en un viaje sideral,
en una carrera al silencio,
en un dolorosos ascenso
a tus cumbres mas peligrosas.
Sólo hay algo que en mi onírico plan
precisa un ajuste, un pulido.
Algo que debo perfeccionar.
Es un pequeño detalle
irrelevante en apariencia,
pero de importancia capital.
La cuestión estriba en que tras
soñarte en mis noches imaginadas,
al regresar de un mundo feliz,
cuando el despertar dirige el sueño
hasta el crudo amanecer.
Es entonces cuando ocurre.
Cuando amanezco solo.
Cuando tú no estás a mi lado.
Cuando la vida comienza sin ti.
© “Me gusta soñarte.” es un poema de Oriol Villar-Pool
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