No soy más que un recuerdo olvidado y a pesar de todo, en ocasiones, en la vida esta desmemoria, traumática y salvaje,  regresa  a tu vida  con las manos manchadas de sangre y el aliento de la muerte en cada una de sus palabras.

Cuando el pasado retorna desde la caverna inmunda en la que lo alojaste, solo quedan decisiones importantes que tomar.

El perdón es una opción  humana, espiritual, cristiana y comprensible. Pero la purulencia de algunas heridas impide tan solo fantasear con que la bondad aflore de entre el estercolero en que algunos recuerdos permanecen. En donde deberían permenecer hasta el fin de los tiempos.

Pero quien carecía de corazón en el pasado, no va a encontrar el alma en el presente, por mucho que las coces y el abandono se hayan apoderado de su existencia. Pretenderá exigir aquello que no le pertenece, rogará con falsa humildad un poco de aquello que no fue capaz, no ya de dar, sino tan solo de comprender. Se humillará en su súplica por unos brazos entre los que morir.  Y ahí querido amigo ya solo quedas tú. Tú decides si la puerta que delimita tu felicidad y su dolor debe permanecer cerrada o puede abrirse y permitir que suenen las trompetas de la concordia y del perdón.

Si te apetece dar tu opinión no dudes en hacerlo en los comentarios que encontrarás al final del texto. Me encantará conocer tus opiniones sobre este poema y el tema tratado en él.


No soy más que un recuerdo olvidado.

No soy más que un recuerdo olvidado

un suspiro lejano de una vida pasada

el soplo fugaz de un viento equivocado

las mareas ausentes de un mar muerto.

 

Nunca ocupé un asiento en el palco

desde el que observar tu belleza.

Tus localidades siempre estaban reservadas

para candidatos más afortunados.

 

Pero hoy, cuando ya no eres

nada parecido ni a tu propia sombra,

cuando tu último admirador

no es ya más que un difuso rostro

que tu memoria ya ha borrado.

 

Ahora es cuando regresas a mi,

cuando reclamas un espacio a mi lado.

Cuando matarías, no ya por un abrazo,

sino por una sonrisa tan solo.

 

Es tarde ya para todo y

ya no hay lugar para nada.

Te acojo por una caridad injusta,

injustificable e injustificada,

por un remordimiento caníbal.

 

No mereciste mi estima y

no te di mi perdón.

Solo te entrego un puñado

de lástima huérfana de corazón.

 

No te dejaré acabar así,

aunque sabes que es tu destino

buscado, pretendido y encontrado.

 

No siento lástima, rencor ni pena.

Unas monedas, un guiño

y un adiós son lo único que te daré

cuando cierre la puerta,

cuando gire la llave

y atranque tu recuerdo.

 

No fuiste buena, leal ni sincera y

la vida te ha devuelto al lugar

en el que siempre habías habitado.

No fuiste buena, leal ni sincera y la vida te ha devuelto al lugar en el que siempre habías habitado. #OriolVillar #ElSilenciodeLosLocos Compartir en X


© “No soy más que un recuerdo olvidado.” es un poema de Oriol Villar-Pool