En una época de mi vida, las tardes de melancolía y los paseos en soledad eran una constante. Hoy en día mantengo las caminatas y continúo mi amistad con el silencio, con la quietud y el retiro.
Por aquel entonces…
… En ese tiempo en el que escribí estas breves líneas, la felicidad podía ser el sabor del salitre en mis labios y la música de los Ramones en mis auriculares.
Siempre me gustó el mar en los ocasos del invierno. Su inmensidad y la ilusión de un horizonte apenas visible en la distancia.
De eso y de otras cosas habla este texto que puedes leer a continuación.
Un viejo disco olvidado alborota mi pasado. Qué habrá sido de aquellos a quienes tanto quise. Qué será de los que ahora me necesitan cuando sienten ganas de llorar.
Los rostros, los cuerpos y las almas de todos ellos se confunden en mi memoria en un equívoco juego.
El tiempo es un rodillo doloroso en mis entrañas, cruel como una traición.
¿Era feliz cuando gritaba sin pensar las consignas?
¿Lo soy ahora que las medito sin romper mi voz al viento?
Lo que fue importante antaño, hoy resulta absurdo o al mneos insignificante.
Las rabiosas olas del mar castigan el espigón. Joey Ramone me conmueve con viejos himnos que sobreviven al tiempo y a su muerte.
El salitre cubre por completo mi rostro.
Quien me confió sus más profundos secretos, quien derramó su lágrimas en mi hombro, hoy no es más un desconocido.
Quien derramó su lágrimas en mi hombro, hoy no es más un desconocido. #OriolVillar #Poesía #Escritor #Microdolor #Ramones Compartir en X
Trajes de marca ,corbatas italianas y el vacío más profundo caminan a mi lado. Desconocidos sin voz y sin nada en la mirada comparten la barra hasta que despierta el alba. Decenas de sabios esperan mi atención en la mesilla de noche y tengo dinero en el banco. Pero cuando, en las primeras horas del día, observo un enorme carguero perderse en el horizonte, estoy solo.
Me gusta sentir ela sal del mar en mis labios y la arena entre los dedos de mis pies.
Nono, mi perro me observa jadeante y hambriento. Las parejas empañan las lunas de sus coches. Yo desgasto mis suelas en largas reflexiones con la lluvia cmo única compañera. Siento el frío helador de los raíles del tren cuando intento escuchar a quienes ya han partido y a los que están por llegar.
Un médico me calma, sonríe tras su bata blanca y la pálida piel de quien hace demasiado que no duerme.
Hace frío. Unos ojos ya sin vida esperan el final en cualquier piso de un edificio cercano.
Aprieto el acelerador en una carretera desierta. Rincones apartados y sombríos me recuerdan tiempos de ternura ya olvidados.
Lloré cuando murió Nono como no lo había hecho nunca por nadie.
Pilas inmensas de libros inacabados aguardan su turno sumidos en un sueño que quizá sea eterno.
Pilas inmensas de libros inacabados aguardan su turno sumidos en un sueño que quizá sea eterno. #OriolVillar #Poesía #Escritor #Ramones Compartir en X
El destino es desolador. Ya no me afano en luchar con él.
Hoy ya no oculto mis lágrimas. Y río de verdad.
El tiempo ha vestido de coherencia mis contradicciones.
La ambigüedad facilita el ingenio y las poses cada día resultan más ridículas.
la sinceridad cautiva, pero las mentiras ofrecen unas posibilidades infinitas que mi ciudad limita de manera cruel.
El carguero ya se ha precipitado en el horizonte.
El frío de la madrugada se ha adueñado de mi. No siento mis pies descalzos y me he quedado helado.
Unas pilas, ya agónicas, demonizan a Los Ramones.
© “Los Ramones” es un un relato de Oriol Villar-Pool
Estupendo relato.
Muchas gracias por tu comentario Nathalie.
Me alegra que te haya gustado. Agradezco tus palabras pues me animan a continuar publicando otros relatos y poemas.
Te invito a que sigas descubriendo otros textos que estoy seguro de que que también te puedan gustar.
Un abrazo